Veinte años después: XVII. La diplomacia de Athos
Veinte años después: Capítulo XVII. La diplomacia de Athos de Alejandro Dumas Artagnán se había acostado, menos para dormir que para estar solo y pensar en cuanto había visto y oído aquella tarde. Como tenía buen carácter y siempre había sentido una inclinación instintiva hacia Athos, la cual acabó convirtiéndose en amistad sincera, causóle una satisfacción inexplicable el encontrar un hombre lleno de inteligencia y fuerza donde esperaba ver un bebedor embrutecido y sumido en la mayor abyección; no tuvo tampoco dificultad en confesar la constante superioridad de Athos, y en vez de entregarse a la envidia o al desaliento que hubiera afligido a una alma menos generosa, no sintió en último resultado más que una satisfacción sincera y leal, concibiendo las mayores esperanzas en favor de su negocio. Parecíale, sin embargo, que Athos no era sincero y claro en todo. ¿Quién era aquel joven que decía haber adoptado y que tanto se le parecía? ¿Qué significaban las...
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