VI. La profunda filosofía de lo vulgar
SI en la tradición norteamericana Franklin ocupa un papel señero es porque siempre estuvo al servicio de la comunidad y trabajó dentro de ella para mejorarla y dotarla de una filosofía propia. Sus hechos y sus dichos se confunden con su propio pueblo, y quizás esto sea lo mejor que se pueda decir de un hombre público y de un pensador preocupado por los problemas inmediatos que acuciaban a los colonos que estaban creando una vida nueva en un mundo sacudido por formidables corrientes de dinamismo. El «Pobre Ricardo», un catecismo americano Jorge Washington. La obra cumbre de Franklin en este sentido es su famoso almanaque el Pobre Dick o el Pobre Ricardo, uno de los mayores éxitos de librería conocidos. Del primer número, aparecido en 1733, se hicieron tres ediciones seguidas para satisfacer la demanda. El almanaque estaba lleno de pensamientos prácticos e ideas comunes para triunfar en la vida, conseguir la riqueza y reprimir las pasiones y los excesos. Sus páginas...
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