XVI. El escritor en marcha

VALLE-Inclán, que traduce originales portugueses de Eça de Queiroz, ha seguido publicando en El Imparcial fragmentos de su Sonata de Otoño. Al fin, en los primeros meses de 1902, sale el libro. El escritor concibe la idea de una serie novelesca que perpetúe la memoria del marqués de Bradomín, y publica, en 1903, Sonata de estío; en 1904, Sonata de primavera, y en 1905, Sonata de invierno. Editada la primera, Rubén Darío le envía desde París su Soneto autumnal al marqués de Bradomín: «Marqués (como el divino lo eres) te saludo. Es el otoño y vengo de un Versalles doliente. Había mucho frío y erraba vulgar gente. El chorro de agua de Verlaine estaba mudo. Me quedé pensativo ante un árbol desnudo, cuando vi una paloma que pasó de repente, y por caso de cerebración inconsciente pensé en ti. Toda exégesis en este caso eludo. Versalles otoñal; una paloma; un lindo mármol; un vulgo errante; municipal y espeso; anteriores lecturas de tus sutiles prosas; la reciente...

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