XVII. Andando caminos

CON motivo de los esponsales del rey Alfonso XIII acudieron a Madrid personalidades brilladoras del mundo entero. Entre ellas, acompañado de cumplido y pintoresco séquito, se contaba el fabuloso Maharajá de Kapurtala. Por aquellos días, sin dejar de atender la cotidiana y recién estrenada tertulia del café de Levante, Valle-Inclán y algunos amigos acudían, ya curtida la noche, al Kursaal, viejo frontón en declive instalado en los locales que hoy ocupa el cine Madrid, y que por las noches, tal vez por intentar salvar la situación económica, se convertía en music-hall. Una tarde, el fantástico Maharajá de Kapurtala, quizá cansado de tiranteces protocolarias, decide encaminar sus pasos hasta el Kursaal, en donde conocerá de cerca lo que es un partido de pelota. El Maharajá se muestra encantado con el para él desconocido deporte. Gira su cabeza siguiendo los rápidos movimientos de la pelota. Aplaude. No pierde un solo reflejo rápido, centelleante, de los pelotaris…...

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