Los cristales pueden formarse por sublimación, solidificación, evaporación de disoluciones o enfriamiento de disoluciones saturadas. El proceso se inicia con la formación de pequeños cristales aislados a los que van agregándose otros nuevos formando masas cristalinas; cuando el proceso se realiza con gran lentitud es posible lograr cristales voluminosos, ya que un cristal, una vez formado, puede crecer regularmente por agregación de partículas.
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