Justiniano y Teodora

Introducción

Justiniano y un dignatario. Manuscrito griego. París, Biblioteca Nacional.

Ya vimos cómo el Imperio romano, en el oeste, desapareció definitivamente cuando Italia fue transformada en reino ostrogodo por Teodorico, a quien Bizancio había arrojado contra Roma (493), mientras que los demás pueblos germánicos (visigodos, vándalos, francos, burgundios) se habían repartido Occidente. En lo sucesivo, la antigua ciudad de Constantinopla, Bizancio, la «Nueva Roma», sería la única heredera de Roma en Grecia y en las provincias orientales. Pero la pérdida de Occidente fue considerada como un fracaso provisional por los emperadores bizantinos, que se consideraron siempre como los jefes del gran Imperio romano y de la cristiandad. La idea de la reconquista de Occidente y de la unidad del Imperio estuvo siempre presente en los ánimos y fue preciso esperar el reinado de Justiniano para ver este sueño convertido en realidad.

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