Marfil

Arte

Las cualidades estéticas del marfil (blancura, superficie uniforme, etc.) y su facilidad para trabajarlo han favorecido su empleo en la realización de todo tipo de objetos artísticos, por lo general de pequeño tamaño. Las técnicas que se han utilizado desde antiguo en su elaboración son: la talla, el calado, la pintura y la taracea. La talla se inicia con el alisamiento de los bloques, previamente extraídos del colmillo, y su vaciado interior. Posteriormente se cubre el exterior de la pieza con una capa de greda (pasta de arcilla de arena cuarzosa y de silicatos dobles), sobre la que se traza el dibujo con un lápiz de plomo. Retirada la greda, se repasan las líneas impresas con un punzón de hierro muy fino y se procede al acabado, para lo que se excavan los fondos lisos y se modelan los motivos ornamentales. Para la realización de obras monumentales se ablanda primero el material con vapor de agua o por cocción en soluciones de raíz de mandrágora, sal fósil, etc., para poder adaptarlo a cualquier forma. Una vez moldeadas las placas, se fijan con cola translúcida sobre un armazón de madera. La técnica del calado sigue el mismo proceso que la talla, pero elimina los fondos mediante el vaciado. Otra variante es la aplicación de pintura sobre el material. La taracea se utiliza para trabajos de incrustación en madera.

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