Ordalías
Ordalías de Leopoldo Alas Don Braulio Aguadet era un riquísimo señor valenciano, que tomaba muy en serio las cosas más serias de la vida; por ejemplo, la educación de sus hijos.- Para muchos era manía el afán que Aguadet mostraba por encontrar para su prole el ave fénix de los maestros, un ayo ideal, aunque tuviera tan buen diente que le comiera la mitad de la hacienda. Sus hijos no iban a la escuela por que Aguadet temía las epidemias físicas y las morales, como él decía; los microbios de la difteria y los microbios del mal ejemplo, de la enseñanza rutinaria y servil. Se acercaba para los chicos el momento crítico de pasar a la segunda enseñanza, y don Braulio ya había resuelto no dejarles tampoco asistir al Instituto. Lo que él necesitaba era el ave fénix de los preceptores; una especie de Sócrates sin colocación, que quisiera dedicarse a maestro de los Aguadet impúberos. Pero, es claro; el ayo ideal no parecía. En vano el buen señor, con perjuicio de...
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