El vocablo deriva, a través del latín, del hebreo sabbát, de cuya etimología, muy discutida por los filólogos, nada puede aún afirmarse con absoluta certeza. Para unos autores, este nombre se relaciona con el verbo sábat, el cual, aun cuando con el significado de «descansar, dejar de trabajar», es denominativo, tiene un sentido primero de «cesar, detenerse». De ahí, sabbát sería el día que detiene, que marca un límite, pasando luego a significar día de descanso, sábado.
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