ACTO PRIMERO Escena 1ª El director de orquesta Robert Storch (bar) se marcha a Viena. Prepara su equipaje ayudado por su esposa Cristina (s), que le trata un poco como a un crio incapaz de cuidar de si mismo. En el fondo, Cristina no se encuentra a gusto en el ambiente en que su marido, por su profesión, está obligado a desenvolverse: siente cada una de sus ausencias y, como de costumbre, demuestra su enfado reemprendiendo sus inacabables discusiones, que traslucen su natural inclinación al autoritarismo, que se manifiesta tanto con el servicio doméstico como con su esposo. Pero apenas marcha su marido ella se siente triste. Ante su criada, Anna, se queja de las inquietudes domésticas que la aquejan; principalmente, de que se ha casado con un hombre que no se parece a los demás: las inquietudes, la desconfianza que concibe están tan ligadas a sus razones para amar... que su drama, piensa, es espantoso. Una de sus amigas la invita a patinar sobre hielo.