(expr. al., «Tormenta y pasión»). El fenómeno del Sturm und Drang, típicamente germánico, pero de alcance universal, fue esencialmente literario. Retrato de juventud de Mozart tocando el clavicordio, obra de Duplessis. Anónimo de la escuela francesa. 1767. Museo del Louvre. Paris Su padre espiritual fue Jean Jacques Rousseau, y tomó su nombre —que se le atribuiría más tarde— del de una pieza del dramaturgo Maximilian von Klinger (1752-1831), escrita en 1776 y representada en 1777. Este movimiento encontró su expresión literaria más célebre y perfecta en el Werther de Goethe (1773) y culminó, sin duda, con Die Rauber (1780-81), de Schiller. Además, estuvo estrechamente relacionado con la recuperación, en los países de lengua alemana, de las tragedias de Shakespeare. Sus fines artísticos fueron emocionar mucho y muy profundamente, sorprender, estremecer. Su primera manifestación musical, aún bastante aislada, fue la escena final del ballet Don Juan de Gluck...